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martes, 5 de febrero de 2019

La Noche de la Luna Roja



Ellos no tienen ni puta idea.

Piensan que unas cadenas bien empotradas a la pared y un sótano profundo con puerta de acero son suficientes para detener a la Bestia.

Ellos no saben cómo es; ninguno de ellos lo comprende.



Todas las noches de Luna Llena me escondo de él, me escondo de mí mismo. Bajo al sótano, me desvisto, apilo mi ropa doblada en la esquina más alejada a las cadenas, y me pongo los pesados grilletes en torno a muñecas y tobillos. Los grilletes son grandes, demasiado. Aún así están construidos de forma que ni siquiera mis extremidades de humano puedan escapar de ellos sin tener que fracturarme los pulgares.

Guardo la llave detrás de una piedra suelta en la pared de ladrillos grises. El sótano, únicamente iluminado por un solitario foco, se vuelve entonces mi autoimpuesta prisión. Nadie, absolutamente nadie tiene permitido bajar ahí. Amigos cercanos y familiares, los únicos conocedores de mi "condición", saben el peligro al que se expondrían de traspasar esa barrera, de bajar al tenebroso sótano conmigo. Por tanto, nadie baja ni se asoma, la puerta permanece cerrada casi herméticamente durante el transcurso de la noche.

Pero esta noche es distinto, esta noche no sólo estará llena, sino que además, habrá Luna Roja. La primera que experimentaré desde que fui mordido, desde que la maldición milenaria fue traspasada a mí, desde que me uní involuntariamente a este clan de monstruos de pesadilla.

Además, pensamientos oscuros rondan mi cabeza. La oscuridad nubla mi mente como si ésta fuera un cielo en el que se anuncia una inminente tormenta. No sé si esos pensamientos son míos o si en cambio la inminencia del Eclipse los ha incrustado ahí con malévolas intenciones. ¿O acaso mi deseo de liberar a la Bestia, de esparcir a diestra y siniestra la maldición, siempre ha estado ahí enterrado en mi subconsciente y la Luna Roja no ha hecho más que sacarlo a la superficie?

Sea como sea, bajo los peldaños del sótano cuando el sol comienza a descender en el horizonte. Dejo entreabierta la puerta detrás de mí. Mi familia ha salido, al igual que todas las noches de luna llena desde hace dos años, mi esposa e hijos se han ido a casa de mis suegros.

Me desvisto en el mismo ritual silencioso de todas las veces y apilo mi ropa. Mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad, ya no necesito ni siquiera encender el foco. También mi olfato se va agudizando conforme avanza la noche, mientras la oscuridad va apagando el brillo del mundo. Me ajusto los grilletes, pero no les pongo llave, dejo que la noche vaya envolviendo de vigor mis miembros. Siento una fuerza recorriendo mi cuerpo, y conforme la luna va alzándose en el cielo, esta fuerza se vuelve más y más potente.

La locura hace su aparición, mis sentidos de humano, mi racionalidad, comienzan a ceder ante los impulsos primarios, ante los bajos instintos del Lobo. Me pongo en pie, los grilletes caen al suelo, completamente inútiles. Esta noche ningún sótano me retendrá. El mundo entero será testigo de mi sufrimiento, y lo compartirán. Compartirán mi maldición.

Mis extremidades comienzan a cambiar, manos se vuelven garras, el cráneo se estira para formar un enorme hocico lleno de colmillos largos y afilados como cuchillos de cocina.

Mi cerebro de humano se apaga y cede el control al licántropo, al hombre lobo.

El último pensamiento que cruza mi mente es la fría certeza de que al no encadenar al monstruo, al no encerrar al Lobo en el sótano, acabo de condenar a  decenas, o quizá a cientos de personas a compartir esta horrible maldición conmigo, los he condenado a sentir terror de sí mismos y de la Luna Llena. También sé que el Lobo no se limitará a infectar; su objetivo primordial será asesinar.

Un miedo sobrenatural me invade. Después escucho en mi mente una voz animal, casi sin conciencia, la voz primitiva del Lobo: "La noche de cacería comienza..."

Continuará...

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Esta historia continúa en: 

La Noche de la Luna Roja (2)



Nota del Autor: Esta entada pertenece al Reto de 28 días para Febrero, el cual consiste en escribir diariamente al menos una página, un artículo, un cuento o lo que sea. Y si no puedes escribir diariamente, el punto es intentarlo y escribir la mayor cantidad posible de días.

Espero conocer su experiencia con este reto y si han podido escribir diariamente en lo que va de Febrero.

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