Estado de alerta: ¡Se solicitan Creativos!

¡Esta semana contamos una vez más con un artículo de invitado! En esta ocasión, quien nos hace el honor de escribirlo es Juan Carlos Nuñez, quien ya también ha colaborado con su analítica opinión en la página de Espada Literaria. 

En esta ocasión nos viene a hablar de una crisis que vivimos actualmente, la cual es la falta de creatividad en medios como el cine o la televisión, donde parecen estar haciendo sólo series y películas que son copias de las copias de películas de hace 30 años, o live actions de películas animadas igualmente de hace 30 años. En lo personal me encantó su crítica mordaz a la música basura (o música chatarra), que en la actualidad, y gracias a la popularidad de youtube, ha proliferado como cáncer en nuestra sociedad. 

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ESTADO DE ALERTA: ¡SE SOLICITAN CREATIVOS!

Desde mi punto de vista, el arte siempre ha permitido no sólo expresar emociones y sentimientos de quien la crea, sino que también se convierte en un espejo de la realidad que permite a quienes vienen detrás conocer un fragmento de la misma. Y es que ya sabemos cómo es la realidad: a veces cruel, a veces esperanzadora, pero siempre real. Tangible.

Pero, ¿se han puesto a pensar qué estamos reflejando en nuestro espejo del siglo XXI?

Sí yo sé qué muchos dirán: apertura, voces a las minorías, inclusión… ¡Sí! Y pinta tan fantástico si lo vemos con ojos de color de rosa pero, ¿realmente es así nuestra sociedad?¿Somos una sociedad abierta, que respeta TODAS las voces?¿Y saben qué creo? ¡Que no! Y la razón es la siguiente: tenemos miedo. 

Miedo de aceptar que no somos ni la mitad de la sociedad que las películas y series nos dejan ver. Aun no podemos ver a una persona negra sin juzgarla o a un pobre sin señalarlo, o a un homosexual sin insultarlo. ¡No lo somos! Y es nuestro miedo a vernos como la bestia de tres cabezas en los medios lo que nos ha llevado a crear contenidos vacíos con un mensaje que no tiene ni pies ni cabeza, en los que es mejor mentirnos y decirnos cuán buenos somos; y es que realmente, no hemos entendido el sentido de lo que estamos haciendo. 

Como sociedad no sabemos ni a dónde demonios vamos ni qué queremos.
Y no, gente, no es que demerite los esfuerzos que se hacen por lograr convertirnos en esa sociedad, es simplemente que me pongo a pensar: si en 20 años vemos de nuevo las películas o series que hoy nos llegan por todos los medios, ¿estaremos orgullosos de ellas? ¿Le encontraremos el sentido que hoy le encontramos?

Antes, para las generaciones previas a la nuestra, el arte era la bandera para protestar, para alzar la voz; para decir lo que estaba mal y proponer soluciones. ¡Y lo que hoy vemos no lo es! Es sólo un paliativo; un nirvana de perfección y de evolución en una sociedad que quiere seguir estancada, porque esa es la realidad.

Bailamos canciones que hablan del cuerpo de la mujer como un objeto o de relaciones que salen de la caja… ¿pero no podemos apoyar que una mujer decida sobre su cuerpo? ¿O defendemos a una sirena en una película… pero no a nuestra vecina que sufre de violencia? ¿Entienden la incongruencia de nuestras actitudes? 

Mi padre puede decir que me educó con The Beatles y Queen a todo volumen. Yo ¿qué le enseñaré a mis sobrinos? ¿"Mamarre"? ¿A que sean "felices los cuatro"?

¿En qué momento el arte se deformó tanto?

Recuerdo que en mi juventud, en aquellos años de secundaria, cantábamos “LaCarencia” que hablaba del México en el que vivíamos; o “Molinos de viento” donde te invitaban a danzar y sentir que el viento había sido hecho para ti. Sí, había ese pop melodioso y rosa, ¡y qué bonito era! Pero hoy, incluso esos artistas que conocimos con una guitarra bajo el brazo, nos entregan productos que suenan a más de lo mismo.

Así que me atrevo a declarar estado de alerta: ¡SE SOLICITAN CREATIVOS!

Y es triste saber que hay voces con grandes historias que contar, grandes personajes que realmente nos pueden enseñar a ser inclusivos y a respetar… pero, parece que la industria se afana a recurrir a las fórmulas ya conocidas disfrazadas de lo que “necesitamos” como sociedad. 

¿Qué necesitamos para comenzar a exigir productos artísticos que respondan a esos mensajes que tanto necesitamos y que aun estamos a tiempo de enseñar a las futuras generaciones?

Quizá más adelante, esas generaciones, dejen de pensar que hacen algo, para comenzar realmente a poner manos a la obra.

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