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jueves, 14 de noviembre de 2019

Editoriales Pirata: La Experiencia de Salvador con Grupo Rodrigo Porrúa


Caso: Salvador Alvear Herrera



“SE BUSCAN ESCRITORES (EDITORIAL PORRÚA ABRE SUS PUERTAS A NUEVOS ESCRITORES)
Dicen que en la vida hay que sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Si ya tienes el texto y no lo has publicado, ésta puede ser la oportunidad de tus sueños”
Publicación del día 15 de marzo de 2016.





Un flyer con temática del viejo oeste publicado en Facebook fue suficiente para morder el anzuelo a una carnada arrojada al río turbulento donde saltaban vigorosos nuevos escritores con la ilusión única de que alguien los leyera en un universo de información en un país con pocos lectores.


Mencionaré que mi obra la había publicado en primera edición de manera independiente, me interesaba publicarla en su segunda edición y es por esto que contacté a la editorial Rodrigo Porrúa. Envié mensaje indicando que me interesaba publicar, y a los pocos días me contactaron por ese mismo medio compartiéndome un correo en el cual podría enviar mi obra para ser revisada, y en caso de pasar los filtros correspondientes sería publicada.


Todo fue rápido al inicio, al poco tiempo se puso en contacto conmigo la señora Quinn, pidiéndome de favor colgar y recibir video-llamada a través de la plataforma WhatsApp.


Recibí cotización y número de cuenta para depositar el primer 50% del monto para iniciar trabajos de edición debiendo pagar el 50% restante previo a la impresión. 

Deposité el 50% y me pidieron darle seguimiento con el hijo de la señora Quinn, llamé para solicitar confirmación del depósito, descolgaron mi llamada, silencio total, luego pude escuchar un perro que ladraba, al parecer en alguna azotea. Así continuó con mis llamadas por tres semanas. Como respuesta sólo un perro ladrando, quizá de hambre o sed o un propietario que lo mismo le da quedarse con dinero ajeno que dejar a su mascota sin comer, beber y mucho menos pasearlo por el parque.


Pude rastrear por medio de la página oficial de la editorial Rodrigo Porrúa un teléfono de oficinas y un celular al cual llamé insistentemente hasta localizar a la señorita Michelle Bojalil la cual me asignó a otra persona para dar seguimiento a los trabajos de edición.


Fui tan insistente en mis llamados que me asignaron al editor, el trabajo de edición tardó más de tres meses con respuestas a cuentagotas, y sin enviarme avance de nada. A los cuatro meses aproximadamente el editor me comentó que mi libro estaba perfecto (mi trabajo original 1ª edición) y no requería ningún cambio a excepción del prólogo  al cual le agregó el fabuloso texto y su respectivo error en la palabra recomendable:


Nota: Para saber más sobre alguno de los regionalismos que Salvador Alvear Herrera presenta en su obra, es recomenbable usar el glosario que se encuentra al final de la misma. Salvador lo preparó con mucho cariño.
Ahí puedes encontrar, por ejemplo, el significado de molquite y Atato.”
Lo firma: Rodolfo Perea Monroy


Decidí entonces realizar la edición personalmente en conjunto con amigos amantes de la lectura, al igual que el prólogo para esta nueva edición. Después de dos meses de trabajo en horas nocturnas, envié el libro editado y prólogo nuevo.


Para el trabajo de portada envié mi diseño y la editorial tuvo a bien darle un retoque para colocar su logotipo sin cambiar ni una coma a mi texto de la contraportada ni la foto que capturé y utilicé en la primera edición.


Entre llamadas y correos para presionar de manera diaria o semanal logré al fin que se publicara el libro 10 meses después.


Pedí con insistencia fecha para presentarlo de manera oficial y entrevista en televisión abierta según contrato, se me asignó la entrevista. Luego la fecha de presentación, para la cual corrieron de mi bolsa el pago para canapés y vino para los invitados.

La grata sorpresa fue que la presentadora del libro me dijo que sólo yo hablaría de mi obra, nadie más lo haría porque nadie lo había leído, así que una vez más, y echando mano de las amistades, me acompañó uno de ellos que tenía conocimiento de mi obra desde sus inicios.

La editorial no realizó promoción del libro como lo indica puntual el contrato, sólo mis invitados llegaron al evento. Se vendieron libros y apenas alcanzó para pagar la cuenta de los bocadillos, para lo cual se me acerca una de las chicas y me da en una bolsa algunos panes y en otra unas botellas de agua diciendo que eso había sobrado. Pedí ese día me entregaran 100 ejemplares para venderlos personalmente, "¿solo quieres 100? ¿Deseas llevártelos todos?" me preguntaron ellas.

Me sorprendió su pregunta en el entendido de que ellos harían promoción de venta y distribuirían en las principales librerías a nivel nacional. Pasado el tiempo me entregaron un listado de librerías en las cuales se vendería mi libro, después de varias llamadas a todas ellas la respuesta fue: libro agotado, no tenemos en existencia.


Voy a resumir esta parte y a casi un año de tiempo para distribución no se me ha hecho ningún corte de caja ni entrega de más libros.



Empecé una lucha mediática y a contactar a más personas con el mismo problema.


Sorpresa enorme: más de 40 personas estafadas con interés de demandar, otras más que prefieren dejar el caso por la paz y evitar que sus nombres sean publicados, personas tanto de México como de Sudamérica principalmente, de las cuales tengo contacto y varias de ellas incluidas en un grupo de WhatsApp. Me di a la tarea de comentar todas las publicaciones que realizara Rodrigo Porrúa en sus redes sociales para alertar a las personas de esta estafa.

Fue así como después de casi un año recibí llamada de Rodrigo Porrúa ofreciéndome cerrar el trato y olvidarnos del asunto. Le respondí que sí me interesaba y que me hiciera una propuesta. Entregarme todos mis libros y cerrar el contrato. Acepté y le indiqueé que firmaría el cierre hasta recibir mis 900 ejemplares restantes. Así sucedió y recibí un paquete con sólo 816 libros quedando pendientes 84 ejemplares.


Sucedió una serie de declaraciones en las redes por parte de personas con poder mediático y Rodrigo Porrúa dejó de llamarme y dar seguimiento al caso muy próximo a cerrarse por la vía del dialogo incumpliendo en la mayoría de cláusulas del contrato.


A la fecha no tengo respuesta de su parte ni de la editorial. Ahora tengo en mi casa, su casa, 800 ejemplares de mi libro el cual debo mover para poder recuperar mi inversión. También tengo los ladridos muy similares al perro que contestó mis llamadas cuando inició esta odisea,  ahora son los perros del vecino el cual tampoco lee ni muerde.

Antes de despedirme quiero comentar que tengo evidencia de todo esto: Correos, recibos de pago, contrato firmado, etc.


Sírvase la presente como evidencia para evitar que otras personas muerdan este mismo anzuelo y puedan continuar a aguas más profundas donde encuentren lectores y editoriales interesadas en los escritores y sus obras.


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