..Pero la paz mental no llegaría. Al menos no para Aaron. Al menos no ese día.
Los pasos de Aaron y su hermano Isaac eran lentos, caminaban con cadencia y en el mayor de los silencios posibles. Sabían que el menor ruido alertaría a cualquiera de esas... esas cosas que se encontraran cerca. Aaron sabía lo que eran, pero no podía llamar a esas cosas por su nombre, en el momento en que aceptara lo que eran, la pesadilla se volvería real, tangible.
Al final del pasillo algo se movió. Una silueta negra recortada contra la luz roja de las lámparas de emergencia. Una figura torpe y desgarbada que parecía moverse en piloto automático.
Isaac, que iba enfrente fue quien primero lo vio. Se detuvo en seco, sin hacer el menor ruido. Aaron también se detuvo, pero la punta de su bota chocó contra algo metálico. Por el ruido que hizo al rebotar contra la pared, se trataba de la lata vacía de algún refresco o una cerveza. No importaba, el daño ya estaba hecho.
La figura se volteó hacia ellos, la lentitud y torpeza habían desaparecido de sus movimientos. En menos de un segundo entró en un estado de total alerta. Bajo la mortecina luz carmesí, pudieron ver sus ojos carentes de brillo mirar hacia ellos, flameando con un hambre feroz al clavarse en ellos.
-Corre -rugió Isaac.
Habían acordado que si se encontraban sólo con una o dos de esas cosas, no dispararían una sola bala; en esas situaciones lo más razonable sería huir en vez de arriesgarse a que el sonido atrajera a más de esos monstruos.
Los dos dieron media vuelta y empezaron a correr como si el diablo los siguiera. Y en cierta forma así era. Desandaron sus pasos; el recorrido que les había llevado casi media hora realizar, lo hicieron ahora en menos de cinco minutos, atravesando pasillos siempre rojos, bajando pisos y pisos de escaleras envueltas en total y completa oscuridad, al tiempo que la cosa que otrora había sido una persona corría tras ellos con un hambre insaciable y gritando con una furia animal que helaba el corazón. Salieron a la luz del día y echaron a correr hacia el bosque.
Su escaramuza en aquel enorme y alto edificio en busca de provisiones había resultado infructuosa.
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