Espada Literaria: Erase una vez en Oaxaca...

lunes, 19 de agosto de 2019

Erase una vez en Oaxaca...

Nadie conocía su nombre y quizá, ella no planeaba siquiera que se conociera. Pero entonces, llegó el cineasta Alfonso Cuarón buscando a alguien que diera vida a la nana de sus recuerdos de infancia para el proyecto denominado “Roma”, y desde entonces, el mundo posó sus ojos en esta mujer de raíces indígenas, gracias no sólo a la cinta, sino a su nominación a los Premios Oscar.

¡Y México y el mundo perdió la cabeza por Yalitza Aparicio! Portadas de revistas, campañas publicitarias…

Pero hemos llegado a agosto del año 2019. Pasaron poco más de 8 meses desde todo aquello, ¡toda una locura!, ¿no?

Sin embargo, ¿nos hemos puesto a pensar si tiene talento? ¿Tiene siquiera un futuro más allá de lo ya logrado?

¿Y saben? Mi respuesta es NO. Así es, una negativa rotunda y he aquí mis razones:

Roma es una película por demás aburrida y pretenciosa que todos los pseudointelectuales alabaron.

Seamos honestos: no tiene pies ni cabeza y peor, ni sentido. ¡No te dice nada!

Y, hablando de Aparicio, ¡no está actuando! Está siendo ella misma en una cámara. Entonces, ¿por qué la gente está tan enamorada de ella?

Claro, no le quitemos el mérito de que rompió con un canon de belleza americano y que desfiló en los premios más importantes de la meca del cine, además, en una época marcada por el odio latino del gobierno de Trump. Sí, ¡bien hecho! Es algo que aplaudo. Sin embargo, ¿era necesario tanto escándalo o revuelo?

La verdad es que no, ¿y saben por qué? Por que Yalitza NOtiene un futuro como actriz, puesto que no tiene ninguna de las virtudes que demandan el medio del espectáculo. Sí, quizá sí la veo como una embajadora latina e incluso mexicana, pero ¿actriz? Perdón, pero no.

Y entonces, llega la fiesta más grande de la tierra que la vio nacer: Oaxaca y su siempre sublime Guelaguetza. La seleccionan como imagen, llenos de orgullo y triunfo internacional. ¿Y ella cómo responde?

Así:

Así fue la salida de Yaliza Aparicio del auditorio Guelaguetza para no ser...

Y sí, claro. La seguridad es necesaria puesto que es figura pública pero… ¿hacer esto era necesario cuando tu bandera son tus origenes y tu tierra? Y además, quienes la defienden, hablan de sencillez y todos los atributos de una persona humilde. ¡Puesto que es lo que vende! Y aquí, no veo nada de eso. ¡Ni Madonna ni Ricky Martin lo hacen… vamos, ni Diego Luna! (Y miren que son personas con una carrera artística notable)

Y tal fue el error de la famosa (puesto que no puedo llamarle Actriz) que quiso “remediar” la situación dando un paseo por Oaxaca y “sonriendo” para la cámara.

Señores, se llama Mercadotecnia.

Y me resultó del todo extraño que del suceso no se hablara en redes; que podamos ser una sociedad crítica; que así como enaltecemos, podamos señalar cuando algo no está bien o es “correcto”. Simplemente, se decidió ignorarlo. Y entonces, a quienes decidieron hablarlo y ponerlo en la agenda mediática, lo tachan de “hater”. Pero entonces, ¿qué buscamos como sociedad o generación?

¿Estamos tan desesperados por nuevos ídolos? ¿Son tan fuertes las cadenas que atan nuestra ideología que buscamos reflejarnos en alguien más? ¿Estamos cegados y sólo queremos ver lo bueno? ¿O buscamos justificarnos a toda costa?

Y vamos, no es de extrañarse… a cualquiera que le llega la fama y los reflectores de golpe, bien podría perder el piso. Es algo humano, sin embargo, nunca hay que olvidar de dónde venimos.

Dice Enrique Bunbury en una muy acertada canción: “Que la fama es el opio del triunfador: más vale suerte que talento” Y para muestra: Yalitza Aparicio, cuya historia comienza allá, una vez en Oaxaca.

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El artículo de hoy, el cuál es el artículo de invitado #5 en el blog, estuvo de nueva cuenta a cargo de Juan Carlos Nuñez.

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