En esta ocasión contamos con un análisis y una crítica bastante objetiva de lo que se podría considerar un libro bastante polémico, ya que habla sobre el francotirador norteamericano que cuenta con el mayor número de bajas (asesinatos) dentro del ejército americano. Este libro cuenta ya con una película del 2015 dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Bradley Cooper, llamada American Sniper.
Los dejo con Jorge.
Chris Kyle, el Francotirador ¿Héroe o Víctima?
No recuerdo exactamente cuándo lo empecé a
leer, pero sí recuerdo que lo hice a un lado cuando iba por la página cien. No
me capturó en ningún momento, lo consideré una mala lectura y lo condené al
olvido eterno, sin embargo, no pude quitarme de la conciencia el peso de dejar
un libro botado, sin terminar de leer.
Creo que esa fue la razón por la cual finalicé su lectura, y créanme, no lo pienso leer nunca más. Una vez leí en la revista Selecciones que, si un libro no soporta dos leídas, no merece una.
El Francotirador, es uno de esos libros que no
se merecen una segunda lectura. Claro, lo dice una persona como yo que tuve el
privilegio de crecer en un país sin ejército, y que no tengo los genes de la
guerra en mis venas, y también porque el libro está escrito para un público con
conocimiento de armamento y una inclinación bélica muy pronunciada. Lo cual
resultó en una lectura sumamente aburrida y densa para mí. Es una autobiografía
escrita por un militar, que no tiene experiencia en la prosa y es notable la
mala asesoría editorial que obtuvo. El libro termina siendo una especie de
catálogo de tácticas y armamento.
Sin embargo, abre la posibilidad de debatir el
tema de la guerra, aunque mi posición sea completamente en contra y huérfano de
conocimiento militar, mi ensayo trata de interpretar los razonamientos que
mueven a un ser humano a elegir el ejército como posibilidad de defensa,
jugándose la carta más valiosa del mazo, su propia vida.
Chris Kyle, el autor de este libro, deja claro
desde el comienzo el concepto de mercantilismo en el servicio militar en
respuesta a la supremacía norteamericana como la “policía” global que cuida sus
propios intereses, sin importar el alto precio humano que esto conlleva.
Relata las batallas de Faluya en Irak con la
premisa de que por cada insurgente muerto se salvaban varios estadounidenses.
El concepto de persona no existe para con los iraquís, según al autor, son
solamente objetivos que se deben abatir.
El autor cuenta cómo ingresó al ejército para
entrenarse con las fuerzas de operaciones especiales y convertirse en un Navy SEAL,
que es un acrónimo de las palabras inglesas de “SEa”, “Air” y “Land” (Mar, Aire
y Tierra), es decir que son militares capacitados para operar en el mar, el
aire o la tierra. Bueno, solo escribir este párrafo me resultó muy técnico,
ahora imagínese esta misma densidad durante 454 páginas.
Cuenta los tipos de entrenamiento que hizo y
cómo llegó a convertirse en un SEAL y sus 4 incursiones en misiones militares
en Irak durante los años siguientes al tristemente célebre 11 de septiembre.
Llegando a ser considerado como el francotirador más letal de todos los tiempos
en el ejército estadounidense.
La guerra siempre se ha vendido como una cosa
buena, siempre maquillado como defensa del territorio, lo que pasa es que, para
poder vender la idea de una defensa militar válida, se debe poner al “malo”
como el más malo de todos, como un ser despreciable para que la otra parte
parezca buena, pero nunca se acepta el hecho de que toda vez que se empuña un
arma contra otro humano, se es malo, ya sea por defensa de los intereses de
ejército de los Estados Unidos, o por la Yihad, o por la guerrilla de
insurgentes. En la guerra sólo hay malos y perdedores. Aunque se venda la idea
de que los soldados del Medio Oriente son terroristas y los soldados del
ejército norteamericano son héroes.
Me hace pensar en el libro de Margaret
Mitchell, Lo que el viento se llevó, cuando todos asisten a la barbacoa y
hablan de las maravillas de enlistarse en el Ejército Confederado y lo bonito
del uniforme y toda aquella alegría por que los jóvenes van a la Guerra de Secesión. Pero la realidad de esta guerra (como todas las guerras), es que los
mismos muchachitos que estaban disfrutando de la barbacoa terminaron cojos y
mancos, y tuertos, y muertos. Y el Sur de los Estados Unidos fue arrasado por
sus propios hermanos. Por eso se llama "Lo que el viento se llevó", por ahí no
quedó nada, todos quedaron como iguales, las clases sociales no servían para
nada, el dinero ya no tenía valor, las familias quedaron desmembradas, la
tierra arrasada. El viento se lo llevó todo.
El Francotirador cuenta la guerra en Irak
desde los ojos de un soldado estadounidense que es considerado héroe, aunque
Chris Kyle dice en algunos pasajes que no le interesaba ser condecorado con medallas,
la idea que se vende es esa justamente, de héroe de guerra. Fue considerado uno
de los francotiradores más letales por tener registradas más de 255 muertes. En
varias ocasiones en el libro, Chris habla de que fue un día bueno en base a las
“bajas” que tuvo en esa incursión.
Paralelo al relato hay unas acotaciones de la
esposa, Taya Kyle, que cuenta la metamorfosis que va sufriendo su esposo y la
relación matrimonial entre ellos y con sus hijos, cada vez que regresa de una
batalla. Cuenta, por ejemplo, que él se volvió una persona más violenta y que
en algún momento le perdió la confianza, que era una persona con la que no se
sentía segura. Por otra parte, Chris Kyle relata que cada vez que regresaba a
casa debía tomarse unos días sin salir para volver a estar a su propio ritmo y
poder “funcionar” en la sociedad. Sin embargo, la balanza siempre se inclinó
por el servicio militar y por esa razón terminaba aceptando nuevas misiones del
ejército.
Quizá el daño más grande de la guerra, no sea
tanto la cantidad de muertes en ambos bandos, como las secuelas que sufren los
veteranos de guerra, las personas que supuestamente regresaron vivos. Un
documental muy acertado, que se llama “Wartorn” (es el adjetivo en inglés para
referirse a cuando algo ha sido devastado por la guerra), de James Gandolfini
(Tony Soprano) se adentra en las consecuencias de la guerra en la vida de
varios veteranos que vuelven a casa y no logran “adaptarse” nuevamente porque
sufren un desorden tipificado como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT),
con imágenes muy crudas y explícitas de la guerra.
El resultado es triste
porque en la mayoría de los casos el final es devastador; un médico de guerra,
por ejemplo, cuenta que cuando él se enlistó, pensó que lo que haría era ayudar
a sus compañeros y que todo estaría bien, se enlistó sin ningún temor, pero que
cuando empezó a recibir compañeros heridos o muertos fue cuando conoció
verdaderamente el miedo, porque se dio cuenta que no había nada que él pudiera
hacer para salvarlos y tuvo que ver muertes atroces, una tras otra.
En otro
caso, un excombatiente que vive con sus padres y hermanos se prepara para
asistir al juicio que le siguen porque mató a un señor en un supermercado
alegando que le resultó una amenaza en ese momento. Una madre relata que la
persona que regresó de Irak no es su hijo, tiene otra mirada, otra forma de
hablar y de comportarse, que pareciera que él empezó a morir de adentro hacia
afuera. Su hijo decide suicidarse para acabar con los fantasmas que le carcomen
la vida. Su madre dice que el ejército entrenó a su hijo y lo convirtió en un
asesino para defender a la nación, pero que se olvidaron de “des-entrenarlo”
para volver a ser una persona normal.
Ese es el verdadero precio de la guerra, el
número de vidas que toma con la muerte o sin ella, seres humanos que deciden
seguir una causa y venden su alma al peor de los compradores, aquel mercader
que cobrará su paga uno a uno, sin importar cuán lejos se halle oculto.
En los últimos capítulos del libro, Chris Kyle
toma la decisión de dejar el ejército para invertir todas sus fuerzas en
rehacer su vida junto a su esposa e hijos como una familia funcional, y lo
logra. Funda una empresa de seguridad privada junto a uno de sus compañeros de
batalla y empieza un programa con los veteranos que regresan de Irak y que
sufrían Trastorno de Estrés Postraumático para ayudarlos a liberar el estrés y
la presión de reintegrarse a la sociedad, de modo que hacen campamentos de caza
y eso ayuda a los veteranos a sentirse bien recibidos y en familia con otros
excombatientes.
Ese es el final del libro, un Chris Kyle
catalogado como el francotirador más letal de la historia, en ese momento, con
una familia funcional y con miles de proyectos con su nueva empresa.
Sin embargo, la historia no acaba aquí. Luego
de la publicación del libro se vendieron los derechos para la producción
cinematográfica de la película dirigida por Clint Eastwood, pero
paradójicamente sucede lo inesperado: el francotirador más letal, mejor
preparado y con amplia experiencia es abatido por cinco disparos en su propia
empresa de seguridad privada.
Un excombatiente que asistía a uno de sus
programas para veteranos tuvo una crisis mientras viajaban al campo de tiro y
lo mató a él y su compañero co-propietario de la empresa. El veterano sufría Trastorno
de Estrés Postraumático y en la crisis se sintió acorralado por lo tanto
decidió defenderse de la única manera que el ejército le enseñó: matando.
El libro recibió críticas muy fuertes por su
enfoque bélico tan marcado y porque proyecta una imagen errónea de las
intervenciones militares de Estados Unidos en los últimos años.
El costo
económico y en vidas humanas ha sido muy alto y desde la intervención de Kuwait
en 1991 no ha logrado neutralizar al enemigo. Por lo tanto, la política militar
de Estados Unidos se ha convertido en la piedra en el zapato del gobierno en
las últimas décadas.
No solamente las batallas de Faluya en Irak o
la guerra de Kuwait han sido devastadoras. Todas las guerras son la peor opción.
Siempre que los humanos hacemos a un lado el diálogo y escogemos la guerra como
única opción para resolver conflictos, estamos fallando como raza, además,
estamos empeñando el futuro de nuestros hijos.
© Jorge Madrigal, 26 octubre 2017.
-----------------------------
Hasta aquí llega el artículo de Jorge, pero no quisiera dejarlo aquí, navegando por su web, encontré un artículo suyo que me llamó mucho la atención, lo dejo a continuación para que ustedes también puedan leerlo: Nunca Juzgues un libro por su precio, leer siempre es la mejor oferta.
Dejo a continuación todas las redes donde pueden encontrar a Jorge, quien no sólo escribe, sino que además es fotógrafo profesional (las fotos que adornan este artículo son de su autoría):
-----------------------------
Artículo de invitado anterior:
No hay comentarios:
Publicar un comentario