Hace unas
semanas estaba navegando en Facebook y me topé con una publicación de una
revista de por ahí (no vale la pena decir el nombre) en donde se afirmaba que
todos a quienes no les gustara el reggaetón (o genero urbano) eran unos
intolerantes, amargados, que vivían del pasado y que eran gente de mente
cerrada.
Empecé a leer el articulo, el cual estaba pésimamente redactado, algo
que haciendo una pausa, de veras les urge tomar unas clases de redacción a
varios becarios de páginas de facebook que están en la Roma-Condesa.
Pero ¡En fin! Leí
el articulo y básicamente es un ataque hecho con el estómago a la gente que no
le gusta J Balvin o Maluma, diciendo que eran poco menos que unos
“intolerantes” el artículo además afirma que no puede creer que existan niños
de 15 años que odien el reggaetón pues ese genero es el de “ellos” y afirmaba
que todo el mundo los oía y las personas que no los oían eran despreciables,
tras terminar de leer el artículo, en los comentarios de facebook de la
publicación la reacción de la gente fue de desaprobación e insultos hacia el
autor del artículo llamándolo poco menos que idiota (algo en lo que estoy de acuerdo
con la gente).
Leer esta publicación me dejó reflexionado que al parecer
estamos llegando a un nivel en el que, si algo no te gusta, simplemente porque
no te gusta, te convierte en un “intolerante.”
Eso me hizo meditar y
cuestionarme el dónde quedó el derecho a decir “no me gusta”… así a secas, ¡sin
explicaciones! ¡Simplemente cuando algo no te gusta y ya!
Parece que al día de
hoy eso no es suficiente y debes estar en la “tendencia” porque si no estas en
ella eres un “intolerante.”
Anteriormente el Reggaetón me importaba menos que
poco, reconozco que lo he bailado y que es la música que siempre está en una
fiesta o antro pero jamás me he decidido a poner una canción de ese género en mi
casa, auto u oficina, es decir es un género que simplemente no es de mi gusto,
sin embargo cada que entro a YouTube o Spotify parece que están empeñados en que
debo escucharlos por medio de comerciales, listas o publicidad, algo que
resulta molesto pero tolerable, no te quita más de 3 segundos quitar esa
publicidad.
Lo que resulta grave es que ahora se tenga que lidiar con artículos
y opiniones en los que se afirma que si eres de las personas a quienes no les gusta
ese genero, eres una persona poco menos que despreciable, es decir de una
manera u otra debes estar “a la moda del mercado” y si no lo estas eres casi un
“fascista”.
Aquí es donde ejerzo mi derecho a decir “No” simple y llanamente. Que un género me guste y otro no, no me convierte en un intolerante, es mi
decisión y es mi gusto, tampoco debo dar explicaciones.
Es una pena que estemos
viviendo en épocas en donde se está perdiendo el derecho a tener gustos propios,
porque al parecer hasta lo que no te gusta afecta a los otros.
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