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jueves, 24 de septiembre de 2020

Cerbero



Cerberoen griego Κέρβερος Kérberos, 'demonio del pozo'. Era el perro de Hades, un monstruo de tres cabezas, con una serpiente en lugar de cola. Cerbero guardaba la puerta del Hades y aseguraba que los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar.

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Unos finos hilos de plata salieron de la empuñadura de la espada en forma de cruz, y se enrollaron como tentáculos a la muñeca, así como en el antebrazo izquierdo de Samael. Era la espada afianzándose a su portador. Las espadas de los demás hicieron lo mismo. Las hebras plateadas saltaron después al otro brazo y velozmente fueron tomando forma, hasta materializarse en un pequeño escudo con forma de pentágono, el cual iba desde el dorso de la mano hasta el codo.

Las espadas no solamente eran de metal transformable, sino que además estaban conectadas a quien las empuñaba y podían intuir el peligro al que estos estaban por enfrentarse, y actuaban en consecuencia. 

La plata del pecho se reforzó, convirtiéndose un una sólida armadura con ranuras en la espalda para las enormes alas que se extendían hacia el cielo rojizo. Samael estaba preparado. Al igual que sus ocho compañeros.

El cielo rojizo del Paraíso arrancaba destellos infernales cuando la luz de éste rebotaba contra las armaduras. Atrás de ellos se encontraban los cadáveres de cientos de miles de ángeles. Samael había sentido como propio el dolor de Lucifer cuando a través de un roce telepático supo que él conocía el nombre de todos y cada uno de ellos, sin importar al bando al que hubieran pertenecido. 

Delante de ellos estaban las puertas de entrada al Paraíso. Pero entre ellos y las puertas se encontraba un obstáculo, una bestia gigante y peligrosa, un monstruo. Ante ellos se encontraba el fiero guardián: Cerbero. 

Hace cientos de miles de años, el creador había experimentado con criaturas, intentando crear a la especie perfecta, pero en su lugar sólo habían surgido aberraciones mitológicas; hombres con cabeza de toro, serpientes de mil cabezas, gigantes con un ojo, mujeres con serpientes por cabello, y demás monstruosidades. Pero al darse cuenta de su horror, el creador los había borrado de la faz de la Tierra, exterminando a la mayoría y llevándose a algunos pocos al Paraíso y Purgatorio, asignándoles tareas específicas. Sólo los primeros humanos habían convivido con estas criaturas, pero el trauma generado por estos monstruos fue tal que el recuerdo de ellos viviría en el imaginario colectivo de los humanos durante milenios.

Y el animal que tenían ahora frente a ellos pertenecía a esos pocos con una misión, la misión de resguardar las puertas del Purgatorio, aunque ahora, debido a la guerra, su puesto había sido movido para resguardar la entrada al Paraíso. El enorme perro de treinta pies de alto, los miraba con sus tres cabezas de lobo compartiendo un mismo cuerpo; las tres cabezas permanecían en actitud amenazante, mostrando los colmillos, con saliva escurriendo de ellos y unos ojos rojos que reflejaban un odio antinatural e inconmensurable. Cerbero tenía un pelaje gris que hacía resaltar todavía más el brillo mortífero de los ojos y su aspecto amenazante era rematado por la serpiente que tenía en lugar de cola.

El primero en atacar fue Lucifer. Sus pies se elevaron del suelo como por arte de magia. Llegó hasta donde estaba la cabeza principal del perro, la de en medio. Éste le lanzó una dentellada mortal que apenas y logró esquivar. Después, el ángel lanzó una estocada hacia la cabeza de la izquierda y alcanzó a herirle un ojo. El animal soltó un rugido ensordecedor que lastimó los oídos del cuerpo mortal de Samael y acto seguido lanzó un zarpazo que golpeó de lleno a Lucifer. El cuerpo del ángel (que lucía diminuto junto al perro), salió disparado hacia el suelo y cayó junto a Lilith, quien corrió a socorrer a su amado. Los demás ángeles no esperaron más y se lanzaron, como una sola unidad, al ataque. 

Gabriel atacó desde arriba, manteniéndose fuera del alcance de las poderosas garras y lanzando embistes incansables con su larga espada a la cabeza de en medio, la cual se defendía bravamente lanzando mordisco tras mordisco. Eliana, cuya hermosa piel de ébano brillaba a causa del sudor, esquivaba las garras de la pata derecha, intentando herir a la bestia en las piernas. Athiara y Kiara por su lado, distraían y atacaban respectivamente a la cabeza derecha. Miguel fue golpeado por la garra izquierda, la cual abrió tres enormes surcos de sangre en su pecho y lo dejó momentáneamente fuera de combate. Y la última cabeza, la del ojo lacerado por Lucifer se enfrentaba a Azrael. 

Samael vio todo esto en sólo un segundo, y tardó un segundo más en analizarlo y decidir su siguiente acción. Justo cuando la cabeza de en medio lanzó una dentellada hacia arriba, hacia Gabriel, Samael se arrojó en picada hacia la garganta, rezando para no ser interceptado por alguna de las otras cabezas o las garras. Llegó hasta la garganta y clavó su espada hasta la empuñadura en el grisáceo pelaje, el cual se oscureció cuando la sangre comenzó a manar copiosamente de la herida. La espada supo que Samael no iba a poder sacarla de ahí, estaba clavada demasiado hondo, así que los tentáculos plateados alrededor del antebrazo del ángel aflojaron su agarre, desprendiéndose y dejando libre el brazo. El escudo también desapareció del brazo derecho, dejándolo desprotegido. 

La cabeza central de Cerbero aulló de dolor, parándolos a todos en seco. Pero Gabriel hizo acopio de fuerzas y se dejó caer sobre ella, abriendo su cráneo en medio de los ojos. Una garra alcanzó a Samael, su fuerza era demasiada, una fuerza bruta que jamás había experimentado. Pero apenas tuvo conocimiento del dolor; porque un instante después, la oscuridad de la suave inconsciencia se apoderó de él.



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A las puertas del Paraíso


Fuera del Paraíso

La Primer Gran Guerra: El Bosque (2)

La Primer Gran Guerra: El Bosque (1)

Interludio: Explicación a la Segunda Parte

Soy el Dios Rampante


Valle de las Sombras (Callahan)


La Heredera del Príncipe

Lucifer: Eterno

The V Stands for Vampire

El Número Impar

El nacimiento de un dios

Poemario desde el Exilio

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