Portada: José Carlos Gutierrez
Los invito a que lean hasta el final. Vale mucho la pena.
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Abordar una figura
como Mr. Rogers (un héroe americano) resulta irresistible. Ya lo habían hecho el
documentalista Morgan Neville en el estupendo trabajo Won’t You
Be My Neighbor?, de 2008 y el periodista Tom Junod con el texto Can You Say… Hero?, publicado por Esquire en 1998.
Ahora, la cinta Un buen día en el vecindario del 2019, dirigida por
Marielle Heller, lo muestra como un conmovedor personaje sin enfocarse
demasiado en su historia.
Con un formato
realmente creativo para cada transición, desde la utilización de maquetas en
animación cuadro por cuadro hasta montajes más experimentales para ubicar
espacios en una fantástica narración que ubica al Sr. Rogers como un guía
espiritual, Heller cuenta una conmovedora historia de redención y
descubrimiento interno humano donde nos deja muy claro que “El amor es la
respuesta” a los problemas expresados por dos figuras que no podrían ser más
diferentes entre sí.
Con gran delicadeza y
soltura, Marielle Heller lleva el relato como si se tratase de
un cuento; una lección en la pantalla, ante esto, es difícil no considerar a la
cinta como un homenaje a Mr. Rogers y sus enseñanzas, pero a la vez
mostrándonos necesidad de comprender nuestras emociones y sentimientos, creando
una conexión inmediata que resuena en el espectador.
Es la historia de Lloyd
Vogel (Matthew Rhys), un periodista pesimista conocido en el medio por sus irrespetuosos
y exagerados textos, a quien se le da el encargo de entrevistar a este conductor de TV. Y lo que en un principio era un simple trabajo por encargo se convierte poco a
poco en una serie de encuentros y conversaciones con “el héroe de las infancias
de América” que llevarán a Vogel a convertirse por momentos en un niño y
enfrentar todos sus demonios sentimentales y emocionales.
Mr. Rogers le
cambia la vida y le enseña a vivirla de manera positiva, a perdonar, a ser más abierto
a mostrar sus emociones, en resumen a cómo ser un mejor ser humano.
Aunque su única
finalidad es poder conocer lo suficiente a Rogers para escribir el texto asignado,
se ve atrapado por el mítico personaje, quien parece no cambiar de personalidad
ni dentro ni fuera de los sets de televisión, porque él no era un personaje, no
era alguien creado con un guion, una intención de subir rating o una falsa
alegría, era un ser humano real y tangible, que lo único que quería en la vida
era ayudar a los demás a través de la empatía.
Guiada por un
extraordinario guion y acompañada por la cariñosa música de Nate Heller, Un buen día en el vecindario nos
abre puertas difíciles de ignorar. Por una parte, nos invita a conocer a un
héroe americano y por otra nos guía en un viaje que todos, a cualquier edad,
necesitamos hacer. Así, será un placer ser el “vecino” de este encantador
drama, al menos por un par de horas.
Una historia optimista,
llena de corazón que nos deja pensando acerca de la indiferencia con la que
vivimos hoy en día, en donde nadie es tu “vecino” nadie nos importa, simplemente pasamos por la vida sintiéndonos solos o vulnerables ante los demás por esa
falta de empatía e integración con los seres humanos e ignorando que realmente
existen buenas personas en el mundo, con una gran sensibilidad y tan simples o
fascinantes como las quieras ver.
Mr. Rogers, era un hombre entrañable que despertaba en los niños de la época felicidad
y creaba un mundo
de fantasía que los sumergía de un modo bastante cálido a los problemas que
enfrentaban niños de su época tales como el bullying, el divorcio, la guerra, la
muerte, entre otros, sólo para ver como esa generación regresaba a la
comprensión, el amor y la conexión humana.
Tom Hanks realiza una increíble
interpretación, como mejor actor secundario, robándonos el corazón con esos
momentos donde con tanta paciencia nos habla del perdón, de seguir adelante y
no dejar que el rencor te arrastre hacia una vida de tristeza, donde nos habla
de valores familiares e incluso en ciertos momentos lo tomamos como una terapia
personal a través de la pantalla, recordándote las cosas maravillosas de la
vida y llenándote incluso de esperanza.
Hoy más que nunca tenemos que reflexionar acerca de la desconexión que
vivimos, de esa falta de empatía con las personas que tenemos a nuestro
alrededor, de cómo al estar inmersos en nuestros propios problemas olvidamos
tener un poco de comprensión con las personas que están a nuestro lado, en un
mundo donde es importante darnos cuenta que estar enojados no está mal, sino
cómo expresamos ese enojo y que tenemos que ver objetivamente las situaciones
para poder reaccionar ante ellas.
Hoy en día hay muchas batallas peleándose, de
género, económicas, de poder, políticas, y otras tantas. Sin embargo, a veces olvidamos
que todos somo seres humanos, que todos cometemos errores y que no es
importante si piensan o no diferente a nosotros, sino respetar ese derecho a
expresarse, respetar la diversidad y ser inclusivos ante nuestra comunidad, así
que los exhorto a que hagamos un ejercicio de empatía moderna un ejercicio de
conexión real y humana, porque sólo así podremos salir adelante como sociedad.
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