Artículo escrito por Laura Albarrán. Artículo de Invitado #27
Hace más de 150 años
que Louise May Alcott escribió este maravilloso libro, “Mujercitas,” el cual
toma una gran relevancia en nuestros tiempos, e incluso me atrevería a decir
que cada generación debería de conocer esta entrañable e inspiradora historia.
La novela ha sido
adaptada siete veces al cine:
dos, en mudo hacia 1917 y 1918.
Cinco, en sonoro: 1933, 1949, 1994, 2018 y 2019.
Reuniendo un elenco
juvenil bastante bueno, la directora Greta Gerwing nos da una visión muy
acercada al libro ofreciéndonos una interpretación contemporánea, tocando temas
como: roles de género aspiraciones y deseos frustrados. Si bien hay un empuje
últimamente en la sociedad de empoderar a las mujeres y desarrollar sus
capacidades al máximo, esta historia no cae en el sufragismo o en una mujer
falsamente empoderada, sino en historias completamente tangibles que nos
envuelven en sus deseos de crecer y desarrollarse en toda la extensión de la
palabra.
Nominada al Oscar por
su maravillosa ópera prima (Lady Bird), Greta Gerwig, adaptó una de las novelas
más entrañables del siglo XIX para retratar a las historias felices como fuente
de inspiración para las feministas más arraigadas de la época.
Jo March,(
interpretada por Saoirse Ronan, una increíble actriz), quiere convertirse en
una gran escritora en una época hostil para las mujeres, una muy parecida a la
de hoy, y mientras recorre un camino repleto de obstáculos y prejuicios, se
consuela al recordar los mejores momentos de su infancia al lado de sus
hermanas, memorias que posteriormente la inspirarán a escribir una gran novela.
Una cinta brillante y fascinante, excelentemente ambientada tanto en
vestuarios como en los entornos muy bien logrados, a pesar de que existen
muchos exteriores es completamente inmersiva a ese mundo en donde ser mujer no
era cosa fácil, mostrándonos las implicaciones de la misma de un modo muy
actual, una visión fresca y una tématica por demás vigente, donde se abordan
temas como el matrimonio, el feminismo y la hermandad bajo una nueva lente que inserta su mensaje en los tiempos del
presente.
Por ejemplo, el personaje de Jo, está no sólo delineado por sus dudas
sobre las relaciones amorosas, sino que hay un punto en el que deba
replantearse si la concepción del amor que tuvo por tantos años está comenzando
a afectar su manera de ver la vida, donde no sabe si su pasión por la
Literatura interfiera con el deseo de tener una pareja, donde la libertad choca
con lo normalizado por la sociedad.
"Quiero hacer
algo espléndido, algo heróico y maravilloso que no se olvidé después de mi
muerte. No se qué, pero quiero sorprenderlos a todos un día", decía Louisa
May Alcott, creo que todos deseamos esto en algún momento, dejar una huella en
la sociedad y ser recordados por nuestros logros y no por nuestras
carencias, el sentimiento de no conformarse con lo que tenemos o con las reglas
no escritas de la sociedad, en donde luchar por un sueño se vuelve un camino de
pequeñas batallas con las que se lidia día con día para no ser un borrego más,
el feminismo de hoy en día forma parte de estas luchas en las que las mujeres
buscamos no sólo ser la madre de, la esposa de, la abuela de, sino que
realmente se nos valore por nuestras capacidades por ser nosotras y no sólo
parte de un núcleo familiar.
Me identifiqué
apasionadamente con Jo, la intelectual. Brusca, directa, Jo trepaba a los
árboles para leer; era más varonil y más osada que yo, pero yo compartía su
horror por la costura y las labores cotidianamente calificadas para mujeres, sin embargo creo que esta lucha se debe
hacer cada día desde nuestras trincheras, estudiando, informándonos, dándonos
cuenta de que no todos los hombres a nuestro alrededor son malos, sino que al
igual que en la historia de mujercitas forman parte esencial del desarrollo de
cada una de nosotras, con un núcleo familiar rodeado de valores y compromisos
mutuos.
Este empoderamiento de la mujer se demuestra siendo apasionadas con
nuestro trabajo, educando a nuestros hijos, sean varones o mujeres, en un
ambiente igualitario, en donde sepan que tenemos las mismas capacidades y las
mismas oportunidades, en donde entiendan que tener familia no estará nunca
peleado con el desarrollo personal, en donde podamos mostrar todas nuestras
tonalidades como mujeres, siendo independientes, profesionistas, trabajadoras,
amas de casa o madres, saber lo que implica ser mujer independiente, aún si se creció en un mismo techo con
hombres o una típica doctrina, esto
marca el camino a quienes somos y quisiéramos
ser, no una sociedad llena de odio sino de aceptación y amor, respetando y
amando nuestras diferencias de género.
El modo de luchar por
la igualdad no es haciendo de ese tema el centro de la obra.
Mujercitas habla
de tantas cosas, de la guerra, de la pobreza, de los lazos familiares, del
amor, de la independencia y desarrollo de los sueños que tiene cada una. Es eso
que se llama clásico: cada vez que lo lees tiene una lectura distinta, así como
cada vez que tenemos una adaptación nos nutre con cosas nuevas e ideas contemporáneas.
Actualmente el foco se debería encontrar en la inseguridad que tienen
las mujeres en su vida diaria y unirnos como sociedad para protegernos
mutuamente, no dentro de una guerra de género sino dentro de un diálogo, de una sociedad que pide inclusión para otras cosas y que sin embargo ignora esta
palabra para luchar por lo que realmente importa.
Mujercitas reúne diferentes facetas de la mujer y
del ser humano, todos éramos un poco cada una de esas cuatro hermanas: Jo que
quiere ser escritora y más libre, Meg tiene en lado más protector y cuidador,
Beth el miedo a la muerte y Amy el lado frívolo necesario a veces.
Nuestra sociedad ha
ido evolucionando y aunque el camino es arduo, hoy en día se está dejando de
educar bajo el estigma de cada género como: las niñas tienen recompensas de permanecer en el hogar y cuidar de los
otros, soñar con casarse con un príncipe azul y obedecer a las autoridades
(masculinas, desde luego) y a los varones a convertirse en jóvenes
emprendedores, autónomos y aventureros, donde no les importa respetar al género
femenino.
Es por esto que en nuestras manos está el forjar una nueva generación
libre de estereotipos, concentrándonos en la igualdad y equidad desde cada
hogar, cada oficina, cada escuela o cualquier entorno donde los niños hoy en
día se desarrollan y no con violencia irracional que promueva la división de
género destruyendo y no construyendo.
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