Artículo escrito por Juan Carlos Núñez Macías. Artículo de Invitado #25
Mucho se ha dicho y debatido sobre el tema.
Hay quienes te llaman loca,
otros más que se suman a tus filas, a tu voz. A tu grito de desesperación. Hay
quienes no comprenden la batalla que estás luchando y se quejan, dejándose
llevar por las tendencias en los diarios y las redes sociales. Sobre todo, las
redes sociales.
Verdades, mentiras… hay de todo en cualquier círculo de una rebelión como
la que hoy se levanta en nuestro país y también alrededor del mundo.
Es muy cierto que desde que esta sociedad se instauró, ha estado dominada
por el hombre; es obvio que después de siglos y siglos de vivir atada al yugo
de un hombre, busques tu libertad. Créeme, lo entiendo.
Estoy consciente que, si se trata de defender, eres guerrera armada con uñas
y dientes; fuego y sangre, y que pelearás lo tuyo y los tuyos, y lo que, por
derecho, te han arrebatado.
Soy hombre, pero no todos los hombres estamos en contra tuya. Soy hombre, y
también tengo derecho a opinar. Soy hombre y también tengo derecho a alzar la
voz por las de mi familia; por mis amigas, por mis compañeras de trabajo, y por
todas aquellas que no tienen nombre y rostro. Soy hombre, y estoy contigo.
¿No deberíamos, más que luchar por el poder, aceptar a quien se quiera unir
a la causa? ¿Por qué segregar? ¿Por qué señalar y tachar; dejar en segundo
plano por considerarnos parte del problema y no de la solución? Sé que es tu
momento, pero también es el momento de la sociedad; de despertar, de gritar a
pulmón al viento por la paz que nos fue arrebatada. Por no tener la
tranquilidad de caminar por la calle o saber si regresaremos a casa. O si
alguien a quien amamos regresará a casa.
Porque creo que no se trata del género que nos defina. Se trata de ser más
fuertes como sociedad, buscar la igualdad. Pelear por ella. Pero unidos.
Ya basta de politizar el problema; uno que siempre ha estado ahí y que
nadie quería ver, hasta hoy. No creo que destruyendo, quemando y golpeando
gente inocente se solucione el problema, pero si tienes que hacerlo ¡hazlo! Que
arda la ciudad. Para que cuando pase la tempestad, puedas ver a tu alrededor y
veas que no todos están contra ti; que también hay manos amigas dispuestas a
luchar hombro con hombro a tu lado.
No estás sola. Estas rodeada de muchas otras mujeres como tú; de otros
seres humanos igual de valiosos que tú.
Estamos despertando y todo es gracias a ti.
Mujer, siempre has demostrado ser mejor, y también esta es tu oportunidad
de hacerlo. Así como hay hombres que matan y asesinan, hay mujeres que lo
hacen. Así como hay hombres que golpean y lastiman, también hay mujeres que lo
hacen. El mal no conoce de géneros ni de sexo. El mal es una parte del ser
humano, y tenemos que oponernos contra ello.
La sociedad del Siglo XXI en la que vivimos ha puesto los ojos en ti, pero
no creo que el ideal feminista sea dominar y aplastar a todos los hombres, sino
demostrar y pelear por ese lugar que, con tanto esfuerzo y capacidad, mereces
tener. Pero no por eso, todos los demás tenemos que ser menos; no por eso, los
demás somos tus enemigos. No por eso van a dejar de disparar balas contra
cualquiera que se atreva a ser diferente.
Más que inclinar la balanza hacía uno de los lados, en estas históricas
batallas de luchas de sexos por ver quién puede más, es momento de cambiarnos
la conciencia social y luchar por la igualdad. Una igualdad real, tangente.
Porque no se trata de inculcarle a los niños – que son ellos quienes verán
reflejado el fruto de tus esfuerzos – que uno tiene más valor que el otro por
ser o no ser, se trata de enseñar a respetar a pesar de lo que sea. Una persona
vale por lo que es, por lo que sabe, por el simple hecho de ser un ser humano,
como tú o como yo.
Porque no hay diferencia. Ya nos lo hacía ver Tarzán en esa
escena donde su mamá gorila lo arropa en brazos y le explica que no hay
diferencia: ambos tienen ojos, nariz y un corazón. Y unen sus manos.
Eso es lo que deberíamos de buscar ahora. Unir nuestras manos, nuestros
corazones para lograr realmente una transformación en esta sociedad, lastimada,
injusta, violenta.
Mujer, yo sí sé quien eres, lo que vales y lo que representas para nuestro
día a día.
Vive tu lucha. El mundo te está viendo. Sé el ejemplo de lo que quieres
terminar y enséñanos que se puede hacer mejor.
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