Artículo escrito por Juan Carlos Núñez Macías. Artículo de Invitado #39
Siempre pensamos que no nos va a
pasar o que es culpa del Gobierno o de alguien más. Siempre lo vemos lejano,
misterioso e incluso, indiferente. Siempre nos mofamos y nos reímos…, hasta que
nos pasa.
Nadie, absolutamente nadie, pensó
que nos tocaría vivir en una de las novelas de Stephen King adaptada al cine
por Quentin Tarantino. Siempre nos ha tocado leer de sucesos que pasarán a la
historia en los libros e imaginamos qué pudo sentirse. Vemos películas y
documentales narrados por voces de terciopelo con un breve resumen de lo que
fue. Pero amigo internauta, te tengo una noticia: seremos ahora nosotros
quienes estemos del otro lado de la historia. Quienes demos testimonio de lo
que fue, quienes estemos cargados de recuerdos – buenos y malos por igual – los
que estaremos con canas frente a una cámara de televisión contando anécdotas de
estos días, seremos tú y yo. Si es que llega a existir un tú y yo.
Y no, por favor, no soy alarmista
ni fatalista. Mucho menos estoy deprimido por pasarme día y noche en casa. ¡Qué
va! Los antisociales somos un ladrillo más de la pared y está bien pero, todos
los días nos vemos bombardeados por información que viene y va; que miente y
que dice la verdad y el problema principal entre el mundo entero y el mexicano,
es que creemos cuanto vemos y oímos: ¡es
el Gobierno! ¡Es el pinche y puerco gobierno que nos miente y nos quiere meter
en nuestras casas! Y no, amiguito. No es nuestra culpa que creamos eso. Es
culpa del mismo tiempo y de la experiencia, ¿o ya olvidamos 2009 y el mítico
A-H1N1? Dos semanas en casa, vagas medidas de seguridad y de vuelta a la
normalidad. ¡Yo sé que lo recuerdas, estabas ahí! El problema con la situación
por la que estamos viviendo ahora, es que hemos caído en el cuento de “Juanito y el Lobo” porque hoy nos está
cargando el lobo en sus fauces sangrantes… y nadie lo cree.
¡Y mira que me hierve la sangre!
Porque a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho, la gente no consigue la
idea de quedarse en casa por su propio bienestar, sigue saliendo a las calles
con adultos mayores y niños, y somos incapaces de respetar lineamientos básicos
como pararnos en una cruz de cinta adhesiva en la caja del supermercado,
separados por metro y medio de distancia. Y sí, por supuesto que lo entiendo:
es todo un debate moral y económico-social, porque efectivamente, hay gente que
TIENE que salir porque no le queda de otra; porque las empresas deben vender
para subsistir y cargar con toda la responsabilidad que recae en sus hombros. Porque
no estábamos listos. Nadie lo estaba.
Pero, ¿de verdad nuestro nivel
intelectual nos alcanza solamente para culpar al Gobierno? Y antes de que me
taches de “Chairo” o “Fifí”
permíteme decirte que va mucho más allá. Y es que me resulta sorprendente
encontrarme en las redes sociales infinidad de fake news difundidas aquí y allá que sólo logran crear caos y
desasosiego en la sociedad con todo su odio y veneno; ver que comparten
tarjetitas de “quédate en casa” y al
mismo tiempo, una fotografía de una fiesta con sus amigos. ¡¿Qué carajos nos
pasa?
El artículo anterior te invité areflexionar. Hoy quiero invitarte a creer. Porque es real… porque lo sientes
tan tuyo hasta que se te cuela en los huesos. Porque hoy no pretendo otra cosa,
más que concientizarte antes que sea tarde. Porque puede pasar. Porque puede
suceder que el día de mañana, recibas ESA llamada telefónica. ESA que cambie
todo para que comprendas que estamos en medio de una guerra invisible. Porque
puede ser que te suceda a ti, como sucede hoy con mi familia política en
Estados Unidos.
Una de los nuestros se une a los
miles más de las estadísticas. Y está en tus manos y las de tu familia y
amigos, poder sentarte al frente de una cámara 20 años más tarde para contar lo
que fue la pandemia que atacó en pleno Siglo XXI, sano y salvo y con los tuyos
alrededor.
¡Por favor! Hagamos lo mínimo que
nos toca hacer: quedémonos en casa, sigamos las indicaciones de las
autoridades, revisemos las fuentes de información de las noticias y videos que
compartimos y comentamos en redes sociales, seamos conscientes de las personas
que siguen trabajando en supermercados, tiendas, y demás negocios ¡no somos el
centro del universo! Y ¡en nombre de todo los Dioses del Olimpo: ¡respeta y
protege al personal de salud! Ellos son los que están viviendo la prueba más
grande de todos. Merecen nuestro homenaje y respeto por sobre todas las cosas.
¡Que no nos gane el odio y la ignorancia!
¡¡CONSUME LOCAL, por Dios!! Apoya
comprando a los pequeños puestos de las banquetas y las tiendas y restaurantes
de tu colonia. Sé paciente y sé comprensivo… y si necesitas ayuda, ¡búscala!
Hay muchas páginas con profesionales en el área de la salud emocional que
pueden ayudarte: https://www.facebook.com/comepsiapoyocovid/
¡no estamos solos!
Me despido con un fragmento de “Canción Cruel” de Enrique Bunbury que
nos viene como anillo al dedo:
“No creáis nunca lo que dicen por ahí, cualquiera puede escribir y decir lo que piensa sin pensar: una ocurrencia o un rumor, un tostón filosofal, una línea sacado de contexto…”
Hoy, no nos queda otra opción que
ser fuertes y creer en que vamos a salir adelante. Confiar en lo que vemos y
oímos, pero también en lo que no. Hoy, tú y yo que seguimos saliendo a las
calles porque hay que traer dinero a
casa, podríamos ser portadores de virus. Cuídate y cuida a tu familia.
Es el acto más heroico que
podemos hacer.
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