lunes, 6 de enero de 2020

Por qué odio los Propósitos de Año Nuevo

¿Saben por qué me parecen tan inútiles y tan inservibles los propósitos de Año Nuevo?


Básicamente por 2 simples razones. 

La primera, es que la gente que suele hacerlos, son aquellas de quienes podemos estar cien por ciento seguros (en una abrumadora mayoría de casos) de que NO los van a cumplir. Y es fácil deducir esto por lo siguiente: son metas ambiguas y poco específicas, siempre prometen cosas como "este año sí me meto al gimnasio," "ahora sí comeré saludable," "este año sí me salgo del trabajo que tanto odio," "este año sí comenzaré a escribir ese libro," y todo un repertorio de frases del mismo estilo pasivo y conformista. Además de ser las clásicas promesas que tooodo el mundo se hace, y por lo general son los mismos propósitos que ya hicieron el año anterior.

Así que, ¿si no los cumplieron durante todo el año que pasó, qué les hace pensar que en este año que empieza sí los van a cumplir? Y la respuesta es muy fácil, siguen haciendo propósitos de año nuevo por que esas personas son proscrastinadoras que viven perpetuamente en el autoengaño. Las personas que cumplen sus objetivos están comprometidos con SU causa, y su motivación es tal, que viven en un estado perpetuo de autodisciplina.


La segunda razón, y la que me interesa tratar, es que todas esas personas, desconocen el valor de las pequeñas acciones o las pequeñas metas. Hay una frase que trata sobre la disciplina que uno mismo se impone día tras día y que me gusta repetir a todo aquel interesado en escuchar: 

"Si no eres capaz de ser disciplinado en las cosas pequeñas como dejar tu cama tendida antes de salir de casa o colgar tus pantalones al llegar, ¿cómo esperas ser disciplinado para las grandes metas como tener el trabajo de tus sueños o tener tu cuerpo ideal?"

Estas personas, las procrastinadoras, suelen hacer grandes propósitos cada que comienza un nuevo año, y van por ahí, durante todo diciembre, pregonando a los cuatro vientos lo increíbles y grandilocuentos que son sus objetivos y lo mucho que van a hacer y cuánto se van a ejercitar..., pero eso sí, hasta que llegue Enero. 

Este es el mayor indicador que nosotros podemos ver para saber que esa persona NO cumplirá ninguno de sus propósitos, todas esas personas perezosas y holgazanas siempre hacen lo mismo. Podrían empezar a trabajar en sus metas desde hoy mismo, sin importar si es 13 de Diciembre, 31 o si es primero de Enero. Pero no, siempre procrastinan, siempre dicen algo como: "En cuanto sea enero, ahora sí haré tal o cual cosa," siempre están esperando a que llegue el mañana, en vez de ponerse manos a la obra HOY.

Y saben qué es lo peor, que cuando el 1 de Enero finalmente llega, estos personajes que parecen sacados de una caricatura, vuelven a procrastinar de nuevo, y ahora la razón (creo que ya la adivinaron) es porque ese día es festivo y "nadie hace nada."

Así que quiero hablarles de las pequeñas metas, o los objetivos diarios. Yo jamás en mi vida he hecho propósitos de año nuevo ni pienso hacerlos. Eso es inútil, carente de sentido, y que habla muy mal de ti como persona en todo lo que se refiere al cumplimiento de metas. Lo que sí hago es poner metas y objetivos cada día. Eso sí, estas metas están siempre alineadas a contribuir a lograr un objetivo más grande. 

Por ejemplo, uno de mis grandes objetivos a mediano plazo es terminar de escribir mi libro Aliento de Dragón, así que mis objetivos para el día de hoy 6 de Enero de 2020 eran 2: el primero era escribir una página del libro (lo cual ya hice, y como pueden ver, no me pongo como meta a corto plazo escribir un libro, sino que día a día me pongo metas alcanzables y realistas, sabiendo que cada una de esas pequeñas páginas que escriba cada día, llegará un momento en que todas formen un gran libro), y la segunda era escribir este artículo para ayudarlos a ustedes con sus metas. 

En Noviembre del año pasado, tenía que escribir 50 mil palabras para mi libro Aliento de Dragón, como parte del NaNoWriMo, una especie de reto para escritores que se hace durante ese mes cada año. Pero en vez de plantearme un objetivo tan insulso como ese, el cual consiste en simplemente escribir por escribir, lo que hice fue ponerme el firme propósito de escribir TODOS los días del mes sin importar qué, y sin fijarme en el número de palabras, el reto era forjar el hábito de la escritura, y la disciplina de sentarme a escribir en el lugar que fuera y hacer lo que se tenía que hacer. Y el resultado es lo que ven en la foto de arriba, al finalizar el mes, tenía escritos 18 capítulos y más de 25 mil palabras.

Por eso son tan importantes las pequeñas metas, y la disciplina en las pequeñas cosas. 

Pero eso sí, si no eres capaz de ponerle un alto a tus fiestas, a tus desvelos, y a tu forma de beber o fumar, y si tampoco eres capaz de decir "hasta aquí," o de empezar hoy mismo a trabajar por tus sueños, o si eres de esos que esperan a que llegue enero para "ahora sí" empezar con tus propósitos, entonces nada de lo que yo te diga podrá ayudarte a mejorar y seguirás estando igual de lejos de tus sueños de lo que estabas el 31 de Diciembre. 

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Quiero agradecer a  Marco Vega por inspirarme durante los últimos 4 lunes con los artículos que ha escrito para el blog, y ayudarme a seguir motivado con toda la energía que pone a sus videos y a sus publicaciones diarias, no olviden seguirlo en su página Sin Anestesia.

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