Los dos hombres permanecían suspendidos en el aire, a varios metros por encima de las aguas de la enorme Bahía que separaba a Ciudad Gótica de Metrópolis. El cielo de última hora de la tarde era claro y despejado sobre ellos, un sol a punto de ser anaranjado lo iluminaba todo.
Uno de ellos, el que llevaba más tiempo ahí, vestía completamente de negro. El otro, el que acababa de llegar, llevaba una larga capa roja y con esos colores llamativos azules y rojos de la tela que se adhería a toda la musculatura de su cuerpo, parecía más bien preparado para ir a algún tipo de desfile extravagante.
El hombre de negro había llegado hace media hora. Llegó volando al yate donde se oficiaba la boda de algún ricachón famoso de Internet. Había una televisora grabándolo todo. El hombre de negro aterrizó en la cubierta, ante la mirada atónita de todos los invitados. Se dirigió hacia donde estaba el camarógrafo, y de manera aleatoria y sin previo aviso, tomó el cuello de un hombre de mediana edad, vestido elegantemente, que no se había apartado lo suficientemente rápido, y haciendo alarde de una fuerza descomunal, alzó al hombre del suelo. Después, frente a la cámara y las miradas sorprendidas de los presentes, le rompió el cuello.
Había anunciado que si Superman no llegaba antes de media hora, comenzaría a matar a más de los asistentes a la boda. Las caras de sorpresa de la gente, se volvieron expresiones de terror.
Y lo había esperado pacientemente durante media hora. Y el superhéroe, tan predecible como correspondía a un héroe, había llegado.
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-¡No puedes derrotarme Superman! -gritó el hombre de negro para hacerse oír por sobre el rugido del viento.
-¿Qué es lo que quieres? -respondió el superhéroe. Y voló un poco más cerca de su interlocutor.
Ahora la distancia que los separaba era de apenas un par de metros.
-Quiero dominarlo todo -el destello en los ojos del hombre de negro alertó a Superman, sabiendo por experiencia que con ese tipo de lunáticos no se podía dialogar. Superman tuvo la certeza de que dentro de poco pasarían de las palabras a los golpes. Bien, no sería la primera vez, habían pasado ya muchos años desde que fuera un adolescente tímido, y desde entonces, se había visto envuelto en más peleas con supervillanos de las que podía recordar.
-Sabes que te vamos a detener, ¿no es así? Si no soy yo, hay muchos más héroes que se enfrentarían gustosos a ti.
El hombre de negro se limitó a sonreír. Después habló con una fría y calculada voz.
-¡Únete a mí Superman, y juntos, nadie nos podrá parar, el mundo será nuestro, no, la galaxia entera estará a nuestros pies!
Probablemente esa era la frase de supervillano más cliché que Superman solía escuchar.
-No puedo hacer eso -fue la lacónica respuesta del superhéroe.
-Bien, entonces muere.
Y no hubo más intercambio de palabras, el momento para ello había terminado.
Superman voló a toda velocidad hacia el hombre de negro, era tan rápido que resultó imperceptible para los espectadores que veían todo desde el yate y desde los muelles. Un instante el héroe estaba ahí, y al siguiente, lo que todos vieron les cortó la respiración.
El hombre de negro se había mantenido impasible ante el ataque del superhéroe, no había movido un sólo centímetro su cuerpo, a excepción de su brazo, el cual había elevado para parar en seco a su oponente.
Ahora Superman permanecía con el cuello sujeto a la poderosa mano del hombre de negro. Con los ojos inyectados en sangre debido a que le estaba cortando la respiración. También lucían confundidos y enojados, ¿cómo era posible que ese hombre lo hubiera detenido e incapacitado con tanta facilidad?
El hombre de negro aflojó el agarre. Entonces Superman, con el ánimo renovado tras recuperar aire volvió a atacar. Lanzó un puñetazo al rostro del hombre. Éste lo volvió a parar con la mano izquierda, y luego lanzó un derechazo al rostro de Superman. La nariz del héroe se quebró con un sordo crujido. La sangre emanó de nariz y mejilla. El hombre de negro volvió a golpear a Superman en el rostro, y el héroe quedó inconsciente.
Su cuerpo inmóvil comenzó a caer. El hombre de negro esperó un poco, y justo antes de que el cuerpo del superhéroe cayera al agua, se lanzó en picada hacía él.
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Bruce Wayne caminaba por el enorme jardín, que se unía al enorme bosque, tomado del brazo de una hermosa supermodelo rubia. Llegaron hasta un pequeño puente que cruzaba un río en miniatura y se detuvieron en lo alto de éste.
Vanessa se recargó en el barandal. Bruce se dio un segundo para contemplarla por completo. Esa mujer era simplemente hermosa. Vestía un despampanante vestido rojo de gala, el cual estaba abierto de la pierna y dejaba a la vista el bronceado y tonificado muslo izquierdo hasta la altura de la cadera. Pero no la había invitado a salir con él esa noche por su belleza. Si así fuera, habría podido elegir de entre cientos de otras modelos y artistas igual o incluso más bellas que ella, siempre dispuestas a salir en las fotos de los tabloides de la mano de un multimillonario como él.
La razón por la que lo había impresionado de verdad era por esa sinceridad que irradiaba en cada palabra, el hecho que no se dejara nada y dijera las cosas tal y como las pensaba. También era una mujer fuerte, una mujer que no había tenido una vida fácil. Le recordaba tanto a Selina...
Pero al momento en que ese pensamiento cruzó su mente, evitó ir por ese oscuro sendero en sus recuerdos. Ella había tomado su decisión, había tomado una postura, elegido un bando. Agitó la cabeza, para deshacerse de esos pensamientos y caminó hasta el brandal, a un lado de Vanessa. La noche era agradablemente fresca sin llegar a estar fría.
-Tus tacones se han ensuciado por completo.
Ella volteó el rostro de manera sensual y lo miró.
-Un paseo a la luz de la luna, en una noche tan agradable como esta, bien vale echar a perder un par de tacones y que la gente murmure de lo sucios que estén cuando volvamos a tu mansión.
Bruce en ese momento sintió que ella era la clase de mujer de la que uno se podía enamorar perdidamente, el tipo de mujer con el que uno se casa y desea envejecer a su lado.
-Estás increíblemente bella esta noche -no era un cumplido ni un halago, era la simple y llana verdad.
-Gracias. Tú también luces bastante apuesto en ese traje caro.
Ambos rieron. Ella no era una mujer que quedara impresionada por las apariencias o por el dinero. Bruce aún intentaba descifrar por qué había accedido a salir con él, a acompañarlo esa noche al evento de caridad que se estaba festejando en su mansión.
-Eres una mujer enigmática, ¿lo sabes no?
-¿Eso le dices a todas las chicas?
-No, sólo a las que en verdad son un enigma para mí.
Ella se apartó el cabello a un lado, dejando al descubierto ese cuello largo y sensual. Ella le lanzó la mirada. Bruce acercó el cuerpo al de ella, ella no se alejó. Entonces acercó su rostro hasta que los labios de ambos estuvieron a escasos centímetros.
Ella estuvo a punto de reaccionar, de mover sus labios a través del minúsculo espacio que los separaba de los de Bruce, cuando repentinamente, fueron interrumpidos.
Era Alfred. Su mayordomo y la única figura paterna que había tenido desde que murieran sus padres. Su guardián.
-Amo Bruce, tiene que venir a ver esto -dijo con urgencia el hombre. Su cabello aunque espeso, ahora reflejaba su edad en las canas que lo cubrían.
-¿Puede esperar, Alfred? -respondió Bruce visiblemente exasperado por que lo hubieran interrumpido en uno de los pocos momentos románticos que se permitía tener.
-No creo que algo de esta magnitud pueda esperar señor -respondió Alfred.
Ahora que Bruce lo veía bien, notó que lucía bastante conmocionado y agitado. Esto activó una alarma nada halagüeña en su interior.
-Vamos.
Cuando los tres llegaron hasta la enorme mansión, cuyas paredes con vista al bosque eran completamente de cristal, no quedaba ya nada del ambiente festivo que se había respirado pocos minutos antes, cuando Bruce y Vanessa habían salido a caminar. Todas las pantallas estaban encendidas, todas transmitían los noticiarios, y la gente se arremolinaba en torno a ellas en pequeños corros para poder ver.
Entraron a la casa y se acercaron a un televisor. Ahora Bruce entendía el porqué de la conmoción de Alfred.
Las imágenes mostraban a un hombre vestido de negro y a Superman flotando en el aire por encima de la Bahía, mientras cruzaban palabras nada amistosas, a juzgar por sus expresiones.
Entonces Superman atacó, el hombre repelió su ataque, y no sólo eso, sino que sometió totalmente al héroe. Acto seguido lo golpeó hasta dejarlo inconsciente. El cuerpo de Superman cayó hacia el agua, pero antes de llegar, el hombre voló a toda velocidad hacía él y lo tomó por la nuca. El hombre de negro se colocó frente a la cámara -la cual parecía estar a bordo de un barco-, cargando el cuerpo inerte de Superman frente a él, con el rostro lleno de sangre. Entonces habló.
-¡¿Este es el héroe más poderoso?! ¡¿Es él quien se suponía debía defenderlos?!
¡Este es el destino que les espera a todos los metahumanos que osen oponerse a mí!
Acto seguido, la cámara caía al suelo, la imagen se quedaba apuntando al suelo del barco, y la imagen se cortaba, dando paso a los presentadores del noticiario, quienes lucían tan atónitos y conmocionados como todas las personas que rodeaban a Bruce Wayne.
-Esto no es nada bueno -murmuró Bruce para sí.
-¿Qué dijiste? -preguntó Vanessa, aún consternada.
Pero Bruce ya no le hacía caso a lo que pasaba a su alrededor, su mente ahora había pasado a un estado total de alerta y de acción.
-Alfred, hay que llamar a los demás -dijo a su mayordomo.
-Ahora mismo, amo Bruce.
-¿A qué te refieres? ¿Qué está pasando, Bruce? -volvió a preguntar Vanessa, lucía desconsolada.
-Lo siento, tengo que irme -alcanzó a despedirse Bruce.
Y echó a correr hacia la parte oculta de su mansión, la parte de ella que sólo Alfred y él mismo conocían.
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Siguiente Capítulo:
Legends 2 (Flash)
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Jorge, sos un genio. A pesar que el universo DC es tan grande, tu versión es simplemente 🤯🤯🤯🤯🤯. Saludos y gracias por tus escritos. 😍
ResponderEliminarHola! Antes que nada, me siento super halagado y contento de que te haya gustado mi historia dentro de este universo.
EliminarTe mando un saludo de vuelta, y al contrario, gracias a ti por tomarte el tiempo para leerlos y para comentarlos!